domingo, 5 de abril de 2015

Gastronomía en Oropesa, Toledo


En medio de la extensa llanura que se abre entre Toledo y Cáceres, Oropesa mira desde un pequeño promontorio a la Sierra de Gredos y a los múltiples pueblos que se levantan en su ladera a la vera del Jerte.

Quien vaya a visitarla podrá recorrer una ruta monumental de buen número de edificios históricos. Uno de ellos, el antiguo Palacio Condal, residencia de la familia Álvarez de Toledo, responsable del esplendor e importancia que tuvo esta localidad durante los siglos XV al  XVII, período en el que alcanzó su mayor auge y que hoy alberga un Parador Nacional, en el que relajadamente disfrutarás de hermosas vistas, rincones llenos de historia y un excelente servicio que incluye el placer de poder saborear de su gastronomía mirando al impresionante castillo con el que comparte espacio.


Sin embargo no es solo en este majestuoso palacio donde encontramos un alojamiento con encanto. Oropesa tiene numerosas casas rurales en su casco histórico y una de ellas es el Infante Don Juan donde el trato personalizado, la acogedora decoración, la tranquilidad de sus habitaciones y su confortable cama haran que no olvides tu paso por esta localidad. 


La casa tiene un mesón donde comer estupendamente, pero también si bajas a la Plaza del Navarro, encontrarás muchos sitios donde sentarse a beber o comer. El más estratégico: la coqueta terraza del Mesón Carlos donde a la vez que  puedes disfrutar de la bellísima cerámica de Talavera que decora la antigua Biblioteca Popular te ofrecen una muy destacada cocina.


Recomendamos un delicioso y fresquito salmorejo..............


........................ una bien guarnecida presa ibérica ..................


...................unos suculentos callos.....................


......................y un dulce pecado para coronar tan exquisita comida: un suave flan de queso que se deshace en la boca y que uno quisiera que no se acabara jamás.


Y quedarte a disfrutar y observar relajadamente cada rincón de la plaza o del trasiego de las cigueñas, dueñas de las torres y campanarios de Oropesa,  reponiendo fuerzas para salir a disfrutar de las maravillas naturales que nos esperan a pocos kilómetros en el Jerte y en la Vera.



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